El Museo Memorial de la Resistencia Dominicana (MMRD) inauguró este martes una exposición en los muros de la Parroquia San Pablo apóstol de Cristo Rey, lugar donde existió, entre 1957 y 1961, la cárcel de La 40.
La muestra narra cómo surgió la dictadura y sus principales características: corrupción, abuso de poder y violaciones de las libertades fundamentales, así como el rechazo a Trujillo y su régimen dentro y fuera del país, y cómo La 40 se convirtió en 1957 en una cárcel clandestina y un centro de torturas.
En el lugar los visitantes también encontrarán testimonios de prisioneros que han convertido sus historias en libro, donde narran sobre lo que vivieron en el lugar.
La exposición estará en los muros de parroquia de manera permanente, con el fin de que los moradores de Cristo Rey que visiten la visiten o transiten por el lugar, conozcan la historia de lo que allí pasó. También, para propiciar visitas escolares de los centros educativos del sector.
La parroquia se encuentra en la esquina de la Avenida de los Mártires, esquina Juan Alejandro Ibarra, del referido sector, un apartado y silencioso lugar de la ciudad en la época de la tiranía.
La 40 fue una cárcel secreta usada por la tiranía de Rafael Trujillo para encerrar opositores, quienes eran secuestradas por esbirros del régimen al margen de la ley, sin que se le conocieran sometimientos ante la justicia y sin que sus familias supieran sus paraderos.
Allí eran sometidos a las más salvajes torturas, cuyos detalles se conocen gracias a los testimonios de cientos de personas que pasaron por el recinto y sobrevivieron y las fotografías que el mismo régimen obligaba a tomar sobre los hechos.
Dos de los fotógrafos obligados a hacer instantáneas mientras los prisioneros eran sometidos a tortura en una silla eléctrica, los hermanos Fuentes Berg, decidieron de manera heroica, remitir secretamente los negativos al extranjero, a fin de denunciar los crímenes que cometía el régimen, por lo que fueron asesinados.
Por la cárcel La 40 pasaron decenas de expedicionarios de junio de 1959, cientos de miembros del movimiento clandestino 14 de junio, incluyendo sus más altos dirigentes, encabezados por Manolo Tavárez Justo, y 29 jóvenes de Santiago conocidos como Los Panfleteros, asesinados y desparecidos la noche del 29 de enero de 1960, entre otras víctimas de la dictadura.
En ocasión de la gesta del 30 de mayo de 1961, que culminó con el ajusticiamiento del dictador Trujillo, mujeres y niños fueron llevados a La 40, ya fuera por ser parientes o por trabajar en las casas de los complotados, donde recibieron torturas sin contemplaciones.
La 40 funcionó hasta que llegó al país una comisión de la Organización de los Estados Americanos a comprobar si existían violaciones a los derechos humanos en el territorio, con el fin de evaluar el cese de las sanciones, mientras el país era dirigido por Joaquín Balaguer y el poder militar en manos de Ramfis Trujillo. El lugar fue clausurado y destruido, con la intención de que no quedara huella alguna de los atropellos cometidos secretamente entre sus paredes.
Tiempo después, el sacerdote Eulalio Antonio Arias Inoa, quien había sido prisionero y torturado en el lugar, propuso que allí se levantara un templo católico.