Toneladas de basura canadiense que permanecieron en Filipinas durante años retornaron a su origen el sábado, poniendo fin a una disputa diplomática que demostró que las naciones asiáticas se han cansado de ser el basurero del mundo.
Un buque de carga con unos 69 contenedores de basura atracó en un puerto de las afueras de Vancouver, según comprobó este sábado un reportero de la AFP.
La basura se incinerará en una instalación de conversión de residuos en energía, dijeron funcionarios locales.
El conflicto remonta a 2013 y 2014, cuando una empresa canadiense envió a Filipinas contenedores etiquetados erróneamente como plásticos reciclables.
En realidad, contenía una mezcla de papel, plásticos, productos electrónicos y desechos domésticos, incluidos pañales, a pesar de que la ley filipina prohíbe la importación de plásticos mezclados con basura doméstica.
Algunos de los desechos fueron eliminados en Filipinas, pero gran parte de ellos se almacenaron en puertos locales durante años.
El tema contaminó las relaciones bilaterales durante años, pero las tensiones llegaron a un punto crítico en abril, cuando el presidente filipino, Rodrigo Duterte, amenazó con “declarar la guerra” a Canadá a menos que Ottawa recuperara la basura.
Canadá no cumplió con la fecha límite del 15 de mayo para repatriar los desechos, pero luego hizo arreglos para concretarlo.
“Nos comprometimos con Filipinas y estamos trabajando estrechamente con ellos”, dijo el jueves a la prensa la ministra de Medio Ambiente de Canadá, Catherine McKenna.
La preocupación mundial por la contaminación plástica se ha visto estimulada por imágenes impactantes de ríos obstruidos por desechos en el sudeste asiático y animales marinos encontrados muertos con kilos de desechos en sus estómagos.
Durante años, China recibió la mayor parte de la chatarra plástica del mundo, pero el año pasado cerró sus puertas a la basura extranjera en un esfuerzo por preservar su medio ambiente.
Desde entonces, se han redirigido enormes cantidades de residuos plásticos hacia el sudeste asiático, incluidas Malasia, Indonesia y, en menor grado, Filipinas.
En noviembre de 2016, Canadá modificó sus regulaciones sobre la eliminación de desechos para prevenir incidentes como el de Filipinas.
Los exportadores canadienses ahora necesitan un permiso para colocar residuos peligrosos en el exterior y solo pueden hacerlo si el otro país acepta la importación, escribió en un correo electrónico Jenn Gearey, portavoz del Ministerio de Medio Ambiente.
Aún así, hay desafíos pendientes.
En mayo, funcionarios malayos criticaron a Canadá luego de que una empresa enviara a Kuala Lumpur un contenedor de lleno de bolsas plásticas con residuos de supermercados locales.
Canadá produce más residuos per cápita que otros países con niveles comparables de desarrollo económico, incluidos Estados Unidos y Japón, según un estudio realizado por el Conference Board de Canadá.
La mayoría termina en vertederos.
Defensores del medio ambiente argumentan que los países desarrollados deberían dejar de exportar su basura y encontrar cómo gestionarla localmente.
“El camino a seguir es reducir drásticamente la cantidad de desechos que generamos, especialmente los desechos plásticos”, dijo Vito Buonsante, gerente del programa de plásticos de la Defensa del Medio Ambiente de Toronto.
Fuente: AFP