El gobierno japonés anunció el viernes la aprobación de un controvertido plan para construir el primer casino legal del país en la ciudad de Osaka.
Las autoridades de Osaka y Nagasaki (suroeste) llevaban tiempo solicitando permiso para construir complejos de ocio (“integrated resorts”) que incluyan casinos, centros de conferencias, hoteles, restaurantes o teatros.
El proyecto de Osaka, la tercera ciudad más poblada del archipiélago, “debería contribuir al desarrollo de la región (…) y al crecimiento de Japón, convirtiéndose en una base turística para transmitir los atractivos de Japón al mundo”, dijo el viernes el primer ministro Fumio Kishida.
Japón ha sido durante mucho tiempo el único país industrializado en prohibir los casinos pero en 2016 aprobó una ley que allanó el camino a la legalización del sector.
La cuestión es polémica y los detractores de estos establecimientos señalan el riesgo de exacerbar los problemas de adicción al juego que ya son importantes en Japón.
Según una encuesta del gobierno de 2021, 2,8 millones de personas (el 2,2% de la población) son adictas al juego.
Muchas de ellas son adictas al “pachinko”, una especie de tablero vertical con bolas de metal, o al “pachislo” (máquinas tragamonedas), que en conjunto generan 14,6 billones de yenes (99.700 millones de euros, 110.350 millones de dólares) de ingresos cada año.
Unos 7.600 establecimientos ofrecen estos juegos en Japón, normalmente situados cerca de estaciones de ferrocarril.
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