Las investigaciones sobre la contaminación de plásticos son recientes y durante bastante tiempo los científicos creían que las botellas y bolsas de plástico se degradaban en el mar bajo el efecto de las olas y los rayos del sol, pero se ha descubierto que los microplásticos están también en los ríos. Los expertos insisten en que la solución está en tierra firme.
Desde el océano Pacífico hasta el océano Ártico, los investigadores a borde del barco científico Tara han constatado la omnipresencia -en todos los mares del mundo- de micropartículas de plástico, no más grandes que un grano de arroz. La embarcación se ha trasladado luego a 10 de los 15 mayores ríos europeos, del Támesis al Tíber, pasando por el Rin, el Sena o el Tajo.
“Vemos cosas totalmente diferentes de lo que vemos en el mar; por ejemplo, estas diminutas microesferas” provenientes de cosméticos, dice el líder científico de la expedición, inclinado sobre una lupa en el laboratorio del Tara, amarrado en un puerto de Londres.
Unos ocho millones de toneladas de plástico terminan cada año en los océanos, 600 000 de ellas en Europa.
La misión más reciente de la tripulación del barco científico tiene como fin “entender de dónde vienen los microplásticos”, dice Romain Troublé, director ejecutivo de la Fundación Tara.
El marino y científico sostiene que el problema “está a nuestras puertas. El desafío del plástico en el mar está principalmente en tierra firme”, y recalca que es posible detener la filtración comenzando ya por eliminar todo el “embalaje superfluo”, para lo que es también importante, añadió, encontrar los orígenes precisos de esa “hemorragia” de microplásticos.
Como parte de esa búsqueda, los científicos del Tara arrastrarán las redes con malla ultrafina en diez ríos con diferentes niveles de salinidad, aguas arriba y aguas abajo de las principales ciudades en sus desembocaduras.
En el laboratorio, entre tanto, cada pieza de plástico de 1 a 5 mm es aislada con pinzas, cortada por la mitad y colocada individualmente en tubos diferentes.
La mitad de los miles de tubos almacenados hasta el mes de noviembre se usarán para identificar los tipos de plástico y, por lo tanto, para rastrear su origen.
Los otros tubos enumeran las especies que colonizan el hábitat artificial de plástico que sirve como “balsa” para muchos microorganismos acuáticos.
El objetivo es identificar a “bacterias patógenas, capaces de transmitir enfermedades de un animal a otro”, explica otro miembro del equipo, Jean-François Ghiglione.
En tierra, los investigadores revisan cuidadosamente las playas en busca de residuos de cucharas o envases depositados por la marea creciente, mientras que la bióloga marina Leïla Meistertsheim busca una de las nasas llenas de mejillones colocadas en el agua un mes antes.
“Los mejillones son bocas abiertas, bioacumulan todo, así que la idea es usarlos como bioindicadores”, contando en el laboratorio los microplásticos que contienen en sus tejidos, explica.
Los científicos del Tara, que ahora irá a Hamburgo, han hallado aguas abajo del Tamésis, durante la marea baja, una alfombra de microplásticos… Cepillos de dientes, bolígrafos y muchas cosas que no se pueden identificar a simple vista”, contó Meistertsheim.
La situación es más compleja cuando eso sucede en sitios de pesca. En esos casos, la investigación del Tara permitiría a las personas saber “si es mejor no comer” lo que se capture en esos lugares, dijo la investigadora.
Un reciente informe del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) estima que una persona podría ingerir de promedio hasta 5 gramos de plástico por semana, el peso de una tarjeta de crédito. Pero los peligros de estos plásticos y sus aditivos químicos para los seres vivos son todavía poco conocidos.
Por eso el estudio del equipo del Tara se propone analizar cada plástico en términos de “composición, los contaminantes, las especies que viven en ellos y el efecto que tendrán en los organismos”, precisó Ghiglione. Las conclusiones globales de los 40 científicos y 12 laboratorios asociados en el estudio no se conocerán hasta de aquí a varios años.
El G20 cerca de un acuerdo marco para reducir plásticos en el mar
El Grupo de las 20 primeras economías mundiales está a punto de llegar al primer acuerdo marco para reducir los plásticos del mar, en un encuentro este domingo en el que Japón propuso “un marco viable” sobre desechos de plásticos marinos que involucra a países emergentes y menos desarrollados, y fue bien recibido por los países miembros.
El ministro de Medio Ambiente Yoshiaki Harada, que asiste a la reunión de ministros de Medio Ambiente y Energía del G20, con sede en el país asiático, dijo a los periodistas el sábado a última hora que el reciclaje del 9% de los plásticos que se producen es insuficiente para terminar con la contaminación.
Por su parte, los activistas sostienen que la única solución a largo plazo es reducir la utilización y, por tanto, la fabricación.
La contaminación plástica se ha convertido en una preocupación internacional cada vez mayor, en particular tras las prohibiciones impuestas por China y otros países a la importación de residuos plásticos procedentes del extranjero.
Muchos países, entre ellos Japón, han visto cómo se acumulaban los residuos plásticos a raíz de la prohibición.
Entre las muchas preocupaciones está la cuestión de los microplásticos, los pequeños trozos de residuos degradados que son difíciles de recoger una vez que entran en el agua.
Los microplásticos tienden a absorber productos químicos nocivos y se acumulan en el interior de peces, aves y otros animales.
La propuesta presentada en la reunión del G20, sería el primer acuerdo marco para reducir la contaminación plástica en el océano, y se espera que sea incluida en un comunicado conjunto de los ministros del G20.
(Con información de AFP)
Fuente: Cubadebate