A 50 días para el inicio del Mundial de fútbol de Catar (20 noviembre), los trabajadores ultiman los preparativos para la puesta a punto de los hoteles y el resto de alojamientos, ante la previsión de una enorme llegada de visitantes al emirato.
Se espera a más de un millón de personas para esta cita, el primer Mundial de fútbol absoluto en Oriente Medio, y en el interior de las Katara Towers centenares de trabajadores migrantes tratan, en plena cuenta atrás, de que todo esté listo.
Estas torres gemelas de 211 metros, que forman una especie de arco, deben acoger a los invitados VIP de la FIFA, a veces por miles de dólares por noche. Las habitaciones deben estar disponibles desde octubre.
Bajo los dos rascacielos, montañas de arena se acumulan frente al paseo marítimo de Lusail, cerca del estadio del mismo nombre, que acogerá la final el 18 de diciembre.
“Se trabaja 24 horas al día”, asegura a la AFP un ingeniero del proyecto, que opta por mantenerse en el anonimato. “Habrá que esperar para saber si todo estará instalado a tiempo para satisfacer a gente que va a pagar tan caro”, advierte.
A 40 kilómetros de Lusail, en el barrio casi desértico de Barwa Barahat Al-Janoub, otro ejército de trabajadores cumple su jornada laboral bajo iluminación artificial de noche o bajo un fuerte sol de día.
En este nuevo barrio, se han construido pequeños apartamentos para los hinchas menos adinerados, que en cualquier caso tendrán que pagar unos 90 dólares por una noche en una cama de acero en un dormitorio compartido, situado a 10 kilómetros de la estación de metro más cercana.
Este complejo, que después será reutilizado para alojar a miles de trabajadores migrantes, debería acoger a más de 7.500 aficionados durante el Mundial.
“No podemos decir con seguridad que todo vaya a estar listo”, confía una fuente que trabaja en el proyecto, precisando que más de 2.000 habitaciones deben todavía terminarse.
Los organizadores cataríes del Mundial prometen que todos los alojamientos estarán listos a tiempo, mientras que algunos hinchas se han quejado ya de los precios y de la falta de disponibilidad de habitaciones en este minúsculo emirato de un poco menos de tres millones de habitantes.
Otras ciudades del Golfo, en particular Dubái, dicen registrar un aumento de las reservas para la época del Mundial. Numerosos aficionados han previsto alojarse en otros lugares fuera de Catar y desplazarse luego al emirato vecino para los partidos.
En Catar los alojamientos son diversos ante la llegada masiva de visitantes.
Estancias prefabricadas de colores vivos, situadas cerca del aeropuerto, pueden alquilarse por unos 200 dólares la noche, para dos personas.
En el puerto de Doha, tres barcos de crucero podrán acoger hasta 13.000 personas por tarifas que oscilan entre 180 y 800 dolares por noche.
Por poco más de 400 euros la noche, algunos aficionados se alojarán en tiendas tradicionales pero lujosas, a orillas de Al Khor, al norte de Doha, con baño, televisores de pantalla plana y otros accesorios de lujo.
Unas mil tiendas de estilo beduino han sido también montadas para permitir a los aficionados vivir la experiencia del ‘camping versión catarí’, sin climatización.
Algunos propietarios cataríes tratan de aprovechar el ‘efecto Mundial’ y alquilan por 4.000 dólares por noche apartamentos en Doha. Un chalet de dos habitaciones se anuncia por ejemplo en la web Booking por casi 50.000 dólares por noche.
Mientras un 80% de las 30.000 habitaciones de hotel de Doha están reservadas por la propia FIFA, las pocas suites restantes en el mercado se anuncian a más de 5.500 dólares por noche.
“Hay muchas negociaciones en curso sobre los precios”, relativiza un responsable del turismo en Doha.
El jefe de la organización del Mundial en Catar, Nasser Al Khater, aseguró en una entrevista televisada esta semana que los alojamientos oficiales estaban subvencionados para impedir que los precios se dispararan.
“El sector privado suministra igualmente alojamiento y tiene derecho a fijar los precios que estime apropiados”, afirma.