Turín, Italia. Cientos de jóvenes defensores del medio ambiente marcharon este viernes por Turín (norte de Italia) después de una semana de debates sobre el futuro del movimiento y la lucha para frenar el cambio climático.
Turín acogió a los militantes del movimiento internacional “Viernes para el Futuro” para un campamento dedicado a sus batallas, en un mundo que ha sido azotado también por una pandemia y sufre las consecuencias de la guerra en Europa.
La joven activista sueca Greta Thunberg, emblema de movimiento, quien lanzó las huelgas del viernes en agosto de 2018, no pudo asistir al encuentro por motivos personales.
Después de dos años parados por la pandemia, “estamos aquí para reconstruir, movilizarnos de nuevo y salir a la calle”, anunció Sam Smithson, de 40 años, del movimiento Extinction Rebellion del Reino Unido.
Algunas de las charlas se centraron en cómo debe crecer el movimiento y en cómo cooperar entre realidades geográficas diferentes.
También analizaron los problemas que padecen los activistas en los países más afectados por el cambio climático y si es el caso de optar por una acción más radical.
Los paneles dedicados a los temas sociales abarcaron temas delicados como el de la migración y el feminismo.
Alojados en un mar de tiendas de campaña instaladas bajo los árboles del parque Colletta de Turín, los defensores del medio ambiente abordaron asuntos como la descolonización, el anticapitalismo y lo que llamaron justicia climática.
La mexicana Nansedalia Ramírez Domínguez, de 25 años, reconoció que es importante la solidaridad internacional, ya que en países como el suyo, los defensores del medio ambiente corren muchos más riesgos que en Europa.
“En el norte del mundo, si te arrestan, probablemente al día siguiente o al tercer día te liberan. En las comunidades indígenas no sabes si regresas con vida, si te mataron”, aseguró a la AFP poco antes de asistir a una de las charlas.
El campamento, celebrado bajo un sol ardiente por la ola de calor en Italia, recordó también la histórica sequía del río Po, el más grande de Italia, que padece la peor en 70 años.
“No vamos a hacer la revolución esta semana”, reconoció Louise Wagner, una joven de 29 años, que vive en Alemania.
“Pero podemos interrogarnos sobre cómo ayudarnos mutuamente, cómo ponernos en contacto, cómo amplificar la batalla”, admitió.