Una persona murió y cuatro resultaron gravemente heridas en un tiroteo en una iglesia cercana a Los Ángeles, informaron las autoridades el domingo, sólo un día después que un hombre armado mató a 10 personas en una tienda del estado de Nueva York.
Los feligreses asistían a un banquete tras el servicio religioso matutino cuando el tirador empezó su ataque en una iglesia del condado de Orange a unos 70 km de Los Ángeles, según las autoridades.
Los asistentes detuvieron al atacante, “ataron sus piernas con un cable y le quitaron al menos dos armas” antes de que los oficiales de policía llegaran para arrestarlo, relató en una rueda de prensa el subcomisario del condado de Orange, Jeff Hallock.
“Ese grupo de feligreses mostró un excepcional heroísmo y coraje”, destacó Hallock. “Ellos sin duda evitaron heridos y muertes adicionales”.
Los investigadores aun buscan el móvil de este ataque dijo el subcomisario, agregando que el presunto atacante, que no resultó herido en el incidente, sería un adulto asiático de unos 60 años.
Las víctimas también eran asiáticas y en su mayoría descendientes de taiwaneses, según reportó el diario Los Angeles Times, citando a las autoridades.
“Una persona fue confirmada muerta en el lugar”, dijo Hallock. “Otras cuatro víctimas resultaron heridas de gravedad y una más tuvo heridas leves”. Todos adultos.
Las autoridades dijeron que recibieron una llamada de urgencia de la iglesia presbiteriana Geneva a las 01H26 pm (20H26 GMT) del domingo y aun estaban determinando los detalles de lo ocurrido con aproximadamente 30 a 40 testigos.
Hallock añadió que esperaban la ayuda de un traductor para las entrevistas a los miembros de la congregación y del presunto atacante.
Por su parte, la oficina del gobernador de California, Gavin Newsom, dijo más temprano estar trabajando con las autoridades locales para supervisar la situación.
“Nadie debería tener miedo de ir a su lugar de culto. Nuestros pensamientos están con las víctimas”, tuiteó la oficina.
La congresista demócrata Katie Porter, que representa al condado de Orange en Washington, calificó el tiroteo de “noticia terrible y perturbadora, especialmente a menos de un día de un tiroteo masivo en Buffalo.”
Este último tiroteo en Estados Unidos se da luego de que el sábado otro hombre, un joven blanco de 18 años disparara y matara a 10 personas e hiriera a otras tres -casi todos afroamericanos- en una tienda de comestibles en Buffalo, Nueva York, en lo que las autoridades calificaron de ataque “racista”.
Los tiroteos masivos se han convertido en una situación frecuente en Estados Unidos donde los esfuerzos por regular el porte de armas se han quedado cortos frente al poderoso cabildeo de la industria, incluso después de graves masacres.