Travesía de una mujer dominicana hasta Argentina para salvarle la vida a su hijo

Travesía de una mujer dominicana hasta Argentina para salvarle la vida a su hijo
Arianny Sánchez Pichardo es de Puerto Plata y llegó al Hospital Austral de Pilar para que su hijo recibiera una intervención que era imposible de ser realizada en su ciudad. Ella fue su donante.

Hace relativamente poco que Arianny Sánchez Pichardo logró poner en palabras lo que atravesó con su bebé el agosto pasado, en Argentina. Con el correr del tiempo, la incertidumbre que sintió ésta joven de República Dominicana instalada en el invierno bonaerense, se transformó en un recuerdo lleno de gratitud. “Soy feliz”, repite desde que los médicos del Hospital Austral de Pilar le salvaran la vida a su hijo tras realizarle un trasplante hepático.

Sánchez Pichardo tiene 23 años y vive en un hogar ubicado a las afueras de Puerto Plata, una de las ciudades más pobladas del país caribeño. Es también, mamá de Jesús, un nene que a los pocos meses de su nacimiento, fue diagnosticado con atresia biliar con hepatitis colestásica, una patología que ocurre cuando los conductos biliares se encuentran anormalmente estrechos, bloqueados o ni están presentes.

Si bien para la joven fue dificil asimilar que su bebé sufría tal enfermedad, la pesadilla y la angustia llegaron cuando los médicos de la región le aseguraron que era imposible realizarle la intervención ya que no contaban con una institución capacitada de concretar ese procedimiento. No obstante, la solución se presentó a 6.000 kilómetros, más precisamente en el partido de Pilar donde Arianny lo describe como “el lugar donde volvió a nacer mi hijo”.

Arianny Sánchez Pichardo y Jesús viven en la ciudad de Puerto Plata de República Dominicana. Viajaron a Argentina para que a su hijo le realizaran un trasplante hepático.

Arianny Sánchez Pichardo y Jesús viven en la ciudad de Puerto Plata de República Dominicana. Viajaron a Argentina para que a su hijo le realizaran un trasplante hepático.

​La historia de Sánchez Pichardo se remonta a sus 22 años cuando se enteró que iba a ser madre primeriza. En aquel momento, se encontraba cursando la carrera de derecho, pero el destino tenía preparado otros planes para ella. “Mi embarazo fue complicado porque siempre tenía presión alta y no me sentía bien. Tuvieron que internarme antes de tiempo y fue parto prematuro”.

Pese a que Jesús fue sietemesino, la clínica notó que los parámetros eran los adecuados para darle el alta y los liberó para que juntos emprendieran el regreso a casa. Sin embargo, el niño ya estaba gestando la enfermedad y los síntomas no tardaron en aparecer. Pronto el pigmento de sus ojos y de su piel se volvieron amarillos, defecaba de color blanco y su abdomen estaba muy inflamado. “Cuando le hicieron la biopsia y me dijeron lo que tenía, me quería morir”, confiesa.

“Atresia de via biliar con una hepatitis tipo 2”, fueron las palabras que desataron una odisea en la vida de Arianny y le quedaron resonando en su cabeza como un eco constante. “Para que el niño se mantenga estable, tuve que trasladarme a Santo Domingo donde le hacían estudios y análisis” y afligida, añade, que lo más doloroso fue cuando le revelaron que su hijo podía no alcanzar el primer año.

A los tres meses, Jesús comenzó a tener los primeros síntomas: piel y ojos amarillos, hígado inflamado por un líquido en el abdomen y defecaba de color blanco.

A los tres meses, Jesús comenzó a tener los primeros síntomas: piel y ojos amarillos, hígado inflamado por un líquido en el abdomen y defecaba de color blanco.

La joven se refugió en el rezo y en aguardar a que pronto surgiera un milagro para trasplantar a Jesús. Al fin y al cabo era la única certeza para que sobreviviera, según le informaban médicos y una gastroenteróloga de confianza. Allí fue cuando apareció la esperanza cubierta de una realidad factible: la fundación ETHE (Experto en Trasplante Hepático) fundada en 2011 y los responsables de financiarle el viaje a Arianny hasta Argentina para la operación de su hijo.

ETHE busca promover el desarrollo de la medicina de alta complejidad en el Caribe y Centro América a través de la obtención de recursos públicos y privados. Sus objetivos son: fomentar la formación de médicos, la investigación científica y la derivación de pacientes a centros donde puedan acceder a procedimientos quirúrgicos que requieren un grado elevado de dificultad.

“Me ayudaron muchísimo para viajar porque cuando me dijeron que sí o sí debíamos volar hasta Buenos Aires no sabía ni cómo llegar. La operación costaba $7.000.000 y yo no podía afrontar esos gastos porque somos de bajos recursos”, explica la joven, quien además comenta, que al contactar con la entidad sintió que se encontró con un Dios ya que todo parecía más accesible.

Al arribar al territorio bonaerense, surgió otro inconveniente clave para avanzar con la intervención: quién sería el donante. Sánchez Pichardo no lo dudó ni un segundo. Se realizó los estudios y entendió que su misión estaba puesta en salvar a su bebé. “Siempre le dije a mi tía que yo quería ser la donante”. Afortunadamente, concluyeron que ambos eran compatibles y emocionada recuerda, el alivio que sintió porque “le devolvía la vida a mi hijo”.

Jesús fue operado el 19 de agosto del 2021 y regresó a su país, junto a su madre, el 25 de octubre. Actualmente, el niño está más activo, el color de piel dejó de ser amarillo y no presenta más líquido en el abdomen.

Jesús fue operado el 19 de agosto del 2021 y regresó a su país, junto a su madre, el 25 de octubre. Actualmente, el niño está más activo, el color de piel dejó de ser amarillo y no presenta más líquido en el abdomen.

Finalmente Jesús fue operado el 19 de agosto del 2021. Emprendió el trayecto al quirófano a las 7 de la mañana y salió alrededor de las 5 de la tarde. “Estaba nerviosa, pero sabía que todo iba a salir bien”. La recuperación llevó tiempo por lo que debieron instalarse durante tres meses en Buenos Aires para realizarle chequeos de salud y controles sobre el comportamiento del sistema vascular.

Ambos regresaron a Puerto Plata el 25 de octubre y en el interín, el nene no rechazó el trasplante, se registraban avances positivos en las ecografías hepáticas y los estudios se mostraban estables.

“Vinimos mejor de lo que nos fuimos. Realmente estoy muy agradecida con la fundación y con todo el equipo médico del Austral”. También, en cada parte de su relato, mantiene presente a los responsable de la intervención, Martín Fauda y Ariel González Campaña, cirujanos de la Unidad de Trasplante Hepático del Hospital.

La fundación ETHE (Experto en Trasplante Hepático) fue quien aprobó el caso de Arianny y Jesús. Gracias a ellos logaron viajar a Argentina ya que le financiaron el viaje y la operación.

La fundación ETHE (Experto en Trasplante Hepático) fue quien aprobó el caso de Arianny y Jesús. Gracias a ellos logaron viajar a Argentina ya que le financiaron el viaje y la operación.

Jesús cumplió su primer año el 11 de noviembre y su madre alude a lo especial que fue aquel día. “Me habían dicho que la posibilidad de no llegar al año de vida también existía. Por eso me sentí muy alegre en su cumpleaños y decidimos celebrarlo, porque en un momento creí que no iba a poder estar más al lado de mi bebé ni tenerlo más conmigo”.

Actualmente,​ la rutina que llevan Arianny y su hijo en Dominicana está teñida de agradecimiento. Si bien mantienen consultas mensuales en centros de salud de Santo Domingo, Jesús es un niño que volvió a nacer en Pilar y presenta una recuperación favorable. “Debe tomar medicaciones y algunas que serán de por vida para no rechazar el hígado, pero ahora mi bebé está más activo, come bien y yo estoy feliz”, concluye.

Fuente: https://www.clarin.com