AFP.- Al menos 50 personas murieron y 140 resultaron heridas en un atentado suicida perpetrado el viernes durante la oración de mediodía en una mezquita chiita de Kunduz, ciudad del noreste de Afganistán.
La explosión fue provocada por un kamikaze, dijo Matiullah Rohani, responsable regional de los talibanes, a cargo de la Cultura y la Información.
“Hasta ahora hemos recibido 35 cadáveres y más de 50 heridos”, explicó a la AFP un médico del hospital central de Kunduz, que no quiso que su identidad fuera divulgada.
Poco antes, un responsable local de la ONG Médicos Sin Fronteras (MSF) dijo que su clínica en Kunduz recibió “a más de 90 pacientes heridos y al menos 15 cadáveres”.
Imágenes compartidas en las redes sociales, que no pudieron ser verificadas inmediatamente, mostraban varios cuerpos ensangrentados tendidos en el suelo.
La explosión se produjo durante la oración de mediodía, la más concurrida de los viernes, día de descanso musulmán y los testigos describieron escenas atroces.
“Vi al menos 40 cadáveres”, dijo un comerciante local, Zalmai Alokzai, que se dirigió inmediatamente al hospital para donar sangre para las víctimas. “Las ambulancias iban y venían para transportar los cadáveres”, explicó.
“Cuando escuché la explosión llamé a mi hermano pero no respondió”, dijo a la AFP Aminullah. “Fui a la mezquita y lo vi herido y desmayado. Rápidamente le llevamos al hospital de MSF”, agregó.
“Era aterrador. Algunos vecinos murieron o están heridos. Un vecino de 16 años falleció, solo pudimos encontrar la mitad de su cuerpo”, dijo una profesora que vive cerca de la mezquita.
Objetivo, los chiitas –
El ataque no ha sido reivindicado hasta el momento, pero el grupo yihadista Estado Islámico, rival de los talibanes, ha perpetrado actos similares en las últimas semanas.
Hace cinco días, reivindicó un atentado contra una mezquita de Kabul que dejó cinco muertos. En el lugar se celebraba una ceremonia funeraria tras la muerte de la madre de Zabihullah Mujahid, el portavoz talibán, fallecida la semana pasada.
Pese a ser sunitas, el EI y los talibanes son enemigos jurados.
En Afganistán, los chiitas, que representan el 20% de la población, son a menudo blanco de atentados, perpetrados en la mayoría de los casos por la rama local del grupo Estado Islámico (EI), el Estado Islámico-Khorasan (EI-K).
Este grupo ha reivindicado algunos de los ataques más sangrientos perpetrados en los últimos años en Afganistán y Pakistán. Sobre todo atentados suicidas en mezquitas, hospitales y otros lugares públicos.
El grupo toma por blanco a los musulmanes que considera herejes, como los chiitas de la etnia hazara.
En agosto de 2019, reivindicó un atentado contra chiitas durante una boda en Kabul, en el que fallecieron 91 personas.
También se le considera responsable de un ataque perpetrado en mayo de 2020 contra la maternidad de un vecindario mayoritariamente chiita de la capital afgana en el que fallecieron 25 personas, entre ellas 16 madres y varios recién nacidos.
El hecho de que los talibanes llegaran al poder a mediados de agosto no puso fin a la amenaza terrorista en el país. El 26 de ese mes, más de cien personas murieron, entre ellas 13 soldados estadounidenses, en un atentado en la zona del aeropuerto de Kabul, reivindicado por el EI-K.