En República Dominicana, el Fondo, a través de la Línea de Ayuda Familiar, en poco más de un año, han atendido 5.305 casos con situaciones que afectan a la salud mental. De estos, 1.482 han sido atenciones a menores de 17 años.
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) advirtió hoy en su publicación anual y global más relevante que los efectos de la COVID-19 sobre la salud mental y el bienestar de los niños y los jóvenes podrían prolongarse durante muchos años.
Si bien son incalculables los efectos en la vida de los niños y niñas, un nuevo informe realizado por la London School of Economics indica que se estima que la contribución perdida a las economías de América Latina y el Caribe, debido a los trastornos mentales que conllevan a la discapacidad o la muerte entre los jóvenes, en casi US$30,6 mil millones al año.
Aún antes de la pandemia, según el Estado Mundial de la Infancia 2021. En mi mente – Promover, proteger y cuidar la salud mental de la infancia, los niños, niñas y jóvenes soportaban la carga de las necesidades de salud mental no atendidas. Las últimas estimaciones disponibles sugieren que el 15 por ciento de los niños, niñas y adolescentes de 10 a 19 años en América Latina y el Caribe (alrededor de 16 millones) viven con un trastorno mental diagnosticado. Cada día, más de 10 adolescentes de la región pierden la vida por suicidio.
“En el caso de República Dominicana, según datos del Ministerio de Salud (MSP) de 2018, el suicido es la tercera causa de muerte en adolescentes de 14 a 18 años, solo superada por los accidentes de tránsito y homicidios”, así lo informó la doctora Rosa Elcarte, representante residente de UNICEF.
También, enfatizó en que “los últimos 18 meses han sido difíciles para todos nosotros, pero en especial para los niños y las niñas. Debido a la pérdida de familiares, a los confinamientos y a las restricciones de movimiento, así como a la falta de un tiempo valioso de sus vidas lejos de la familia, los amigos y las aulas; por tanto, estas secuelas han provocado que los problemas de salud mental se hayan incrementado.”
UNICEF en el país ha apoyado en el establecimiento de la Línea Familiar Contigo, una herramienta de ayuda psicoemocional creada a partir de la pandemia por la COVID-19 para ofrecer ayuda a los niños, las niñas y adolescentes, al igual que a sus familias. Siendo el objetivo: mitigar el impacto emocional causado por la situación del coronavirus y coadyuvar a reducir la morbilidad y la mortalidad por salud mental. De junio de 2020 a agosto de 2021 se han atendido 5.305 casos, de estos 1.482 han sido menores de 17 años.
A su vez, se han detectado 459 casos en situación de riesgo severo de salud mental, de estos 102 corresponden a niños, niñas y adolescentes, de los cuales en un 61% corresponden a situaciones de riesgo suicida y autolesiones.
“Las principales demandas de atención corresponden a problemas de ansiedad, depresión, conflictos familiares, infelicidad y disminución de la alegría de vivir, al igual que situaciones de violencia y de abuso. En este tema, el mayor problema que tiene el país, al igual que otras naciones, es la baja inversión en salud mental y la insuficiente oferta de servicios especializados en salubridad adolescente, para poder atender los jóvenes que las orientadoras escolares o las líneas de ayuda necesitan derivar para una atención más especializada”, aseguró la doctora Elcarte.
La Línea Familiar Contigo brinda atención a través de teléfono fijo (809-636-3507), llamadas de WhatsApp, chats de WhatsApp, chats en página web (https://lineafamiliar.do/ o https://taplink.cc/lineafamiliarrd) y videollamadas. Ofrece atención en español, creole y a través de lengua de señas para personas con discapacidad auditiva. Es un servicio gratuito, disponible las 24 horas, los 7 días de la semana, con un protocolo de seguridad y manejo confidencial de datos. Establece un enlace directo con las instituciones públicas de salud, de educación, y de protección de niñez y adolescencia.
Henrietta Fore, Directora Ejecutiva de UNICEF, dijo que “las consecuencias de la pandemia tienen un gran alcance, pero son solo la punta del iceberg. Incluso antes de la pandemia ya había demasiados niños abrumados por el peso de una serie de problemas de salud mental a los que no se les había prestado atención. Los gobiernos están invirtiendo muy poco para atender estas necesidades esenciales. No se está dando suficiente importancia a la relación entre la salud mental y las consecuencias que se producen más adelante en la vida”.
Por otro lado, Jean Gough, Directora Regional de UNICEF para América Latina y el Caribe, dijo: “Durante demasiado tiempo se ha desatendido la salud mental de los niños y niñas en América Latina y el Caribe. Ahora, la COVID-19 lo ha puesto en el centro de atención”.
Salud mental de los niños durante la COVID-19 en el ámbito mundial y el trabajo de UNICEF en RD en su entorno educativo
En el marco del Día Mundial de la Salud Mental, que se conmemora todos los 10 de octubre; el objetivo que persigue es el de recordar que la salud de cada individuo es la base sólida para la construcción de vidas plenas y satisfactorias.
La pandemia ha cobrado un alto precio, pues según los primeros resultados de una encuesta internacional realizada por UNICEF y Gallup entre niños y adultos de 21 países –que se adelanta en el Estado Mundial de la Infancia 2021– un promedio de 1 de cada 5 jóvenes de entre 15 y 24 años encuestados dijo que a menudo se siente deprimido o tiene poco interés en realizar algún tipo de actividad.
Por ello, al hacer enfoque en el Estado dominicano, y a fin de promover la salud mental de los alumnos durante la educación a distancia, el UNICEF brindó soporte al Ministerio de Educación (MINERD) en el diseño y puesta en marcha de iniciativas para desarrollar capacidades en los docentes y orientadores escolares para el manejo de estrés y la adaptación a las nuevas situaciones generadas por la pandemia de la COVID-19. A su vez, se diseñaron cuatro guías dirigidas a todos los niveles escolares con actividades que promueven en los estudiantes la resiliencia, la autorregulación emocional y la convivencia armoniosa. De igual manera, se efectuaron cuatro audiovisuales con técnicas de relajación. Todo este contenido fue colocado en la programación de clases por televisión nacional y por YouTube (https://www.youtube.com/watch?v=4VS6glA-rQo).
Asimismo, en la reapertura de las escuelas y para garantizar el bienestar psicoemocional y la recuperación de los estudiantes de todos los niveles educativos del sector público, en conjunto con el UNICEF, la USAID y el MINERD implementaron el programa “El Retorno a la Alegría”, una iniciativa de recuperación psicoafectiva para niños, niñas y adolescentes, cuya metodología lúdica y reflexiva permite a los participantes mejorar sus estados emocionales y continuar con mayores recursos psicológicos sus hábitos y actividades diarias.
Capacitando al 92% de los orientadores y psicólogos escolares y a 90 mil docentes, para que en las primeras semanas de clase pudieran desarrollar este programa en más de dos millones de estudiantes.
Adicionalmente, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia pondrá en ejecución, en este mismo año, un curso de formación en salud mental, que se efectuará durante cuatro meses, dirigido a las orientadoras escolares para una mejor detección y atención a la salud mental de los estudiantes.
En el informe mundial, se incluye que a medida que la COVID-19 se acerca a su tercer año, las consecuencias para la salud mental y el bienestar de los niños y los jóvenes siguen siendo enormes.
Según los últimos datos disponibles del UNICEF, al menos 1 de cada 7 niños se ha visto directamente afectado por los confinamientos en todo el mundo, mientras que más de 1.600 millones de niños han sufrido alguna pérdida en su educación. La alteración de las rutinas, la educación y el ocio, así como la preocupación de las familias por los ingresos y la salud, hacen que muchos jóvenes sientan miedo, rabia y preocupación por su futuro.
Coste para la sociedad
Los trastornos mentales diagnosticados, como el trastorno por déficit de atención e hiperactividad, ansiedad y autismo; trastornos bipolares y de la conducta, depresión, trastornos alimentarios, discapacidad intelectual y esquizofrenia, pueden perjudicar considerablemente no solo a la salud, sino también a la educación, las condiciones de vida y la capacidad para obtener ingresos para el bienestar de los niños y los jóvenes.
A pesar de la creciente conciencia que se ha creado sobre el impacto de las condiciones de salud mental, tanto la inversión limitada en salud mental – solo el 1.8 por ciento del gasto público en América Latina y el Caribe- como el estigma permanente impiden que los niños, niñas y sus cuidadores obtengan ayuda.
Aunque el impacto en la vida de los niños es incalculable, un nuevo análisis realizado por la Escuela de Economía y Ciencia Política de Londres, que también se incluye en el informe, revela que las pérdidas económicas debidas a los trastornos mentales que provocan discapacidad o muerte entre los jóvenes se estiman en casi 390.000 millones de dólares al año.
Factores de protección
El informe señala que una mezcla de genética, experiencias personales y factores ambientales, como la crianza de los hijos, la escolarización, la calidad de las relaciones, la exposición a la violencia o los abusos, la discriminación, la pobreza, las crisis humanitarias y las emergencias sanitarias como la COVID-19, conforman la salud mental de los niños e influyen en ella a lo largo de toda su vida.
Se cita que los factores de protección, como la presencia de cuidadores afectuosos, los entornos escolares seguros y las relaciones positivas con los compañeros, pueden reducir el riesgo de padecer trastornos mentales, el documento advierte que hay importantes obstáculos, como la estigmatización y la falta de financiación, que impiden a demasiados niños gozar de una salud mental positiva o acceder al apoyo que necesitan.
El Estado Mundial de la Infancia 2021 pide a los gobiernos y a los asociados de los sectores público y privado que se comprometan, comuniquen y actúen para promover la salud mental de todos los niños, adolescentes y cuidadores, proteger a los que necesitan ayuda y cuidar a los más vulnerables, entre otras cosas mediante las medidas siguientes:
Invertir urgentemente en la salud mental de los niños y adolescentes en todos los sectores, no sólo en el de la salud, para apoyar un enfoque basado en la prevención, la promoción y el cuidado que abarque a toda la sociedad.
Integrar y ampliar las intervenciones basadas en pruebas en los sectores de la salud, la educación y la protección social, incluidos los programas de crianza que promueven una atención sensible y enriquecedora y apoyan la salud mental de los padres y cuidadores; y garantizar que las escuelas apoyen la salud mental mediante servicios de calidad y relaciones positivas.
Romper el silencio que rodea a las enfermedades mentales, afrontando el estigma, promoviendo una mejor comprensión de la salud mental y tomando en serio las experiencias de los niños y los jóvenes.
“La salud mental forma una parte integral de la salud física; no podemos permitirnos seguir considerándola de otra manera”, dijo Fore.
La Directora Ejecutiva remarcó en que: “Hemos observado que, durante demasiado tiempo, tanto en los países ricos como en los pobres, no se han hecho los esfuerzos suficientes para comprender esta cuestión e invertir en ella, a pesar de que desempeña un papel fundamental para el potencial de todos los niños. Esto tiene que cambiar”.
Otros datos, fechas importantes y fuentes del informe
Se argumenta que los hallazgos sobre las causas de muerte entre los adolescentes se basan en los datos de las Estimaciones Mundiales de la Salud 2019 de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Las estimaciones sobre la prevalencia de los trastornos mentales diagnosticados se basan en el Estudio de la carga mundial de enfermedades de 2019 del Instituto de Métricas y Evaluación de la Salud (IHME).
El jueves 7 de octubre, UNICEF realizará un evento regional en línea para compartir los principales hallazgos de este informe y promover conversaciones sobre salud mental entre los jóvenes de América Latina y el Caribe. El evento público tiene como objetivo hacer un llamado a una acción gubernamental más enérgica sobre la salud mental de niños, niñas y adolescentes y se transmitirá en vivo en las plataformas de redes sociales de la Oficina Regional de UNICEF para América Latina y el Caribe.
Sin embargo, los resultados de la encuesta sobre los sentimientos de depresión o la falta de interés en realizar actividades forman parte de un estudio más amplio realizado conjuntamente entre UNICEF y Gallup para explorar la brecha intergeneracional. El Proyecto Changing Childhood entrevistó a unas 20.000 personas por teléfono en 21 países. Todas las muestras se basan en probabilidades y representan dos poblaciones distintas en cada país: personas de 15 a 24 años y personas de 40 años o más. El área de cobertura es todo el país, incluidas las zonas rurales, y el marco de muestreo representa a toda la población civil, no institucionalizada, dentro de cada cohorte de edad con acceso a un teléfono. Los resultados completos del proyecto serán publicados por UNICEF en noviembre.