El comercio ilícito de bebidas alcohólicas sigue generando preocupación en el mundo pues, aunque el conocimiento sobre el tema se ha incrementado, en muchos países la problemática se sigue incrementado. Uno de esos países es el nuestro, en donde no se tiene herramientas claras para poder medir la incidencia real del alcohol ilícito en el total general de alcohol que se comercializa y se consume por los dominicanos.
En un estudio realizado por el economista Henri Hebrard, él expresa precisamente eso, que no existen cifras claras ni certeras sobre la dimensión del comercio ilícito de bebidas alcohólicas en el país, ya que toda la información existente proviene de fuentes externas y resulta ser bien contradictoria.
Por un lado, la PAHO en su publicación de 2020 estima que el nivel de ilícito en República Dominicana en 2016 alcanzaba un 18.6% del consumo total, o sea 1.3 litros al año (ilícito) frente a 5.7 litros al año (lícito). “Lo más relevante de esta publicación es que indica que el consumo no registrado tiene una alta correlación positiva con los niveles bajos de ingreso, y a nivel individual con los grados de vulnerabilidad socioeconómica, lo que agrava considerablemente los riesgos de salud, tratándose de los segmentos poblacionales de niveles más bajos de condiciones y acceso a salud”, analiza Hebrard.
Por otro lado, Euromonitor estima los niveles de ilícito del país en un rango que va desde un 15.7% (2011) hasta un 30.8% (2019), “prácticamente dos veces más que el promedio regional estimado en un 15.0% por la misma entidad, lo que colocaría efectivamente a la República Dominicana en el 1er lugar de la clasificación de los países con mayor nivel de ilícito, y delante de países como Ecuador (29.2%), Perú (26.2%), Bolivia (25.7%), Colombia (22.0%) y Honduras (20.4%)”, reseña el economista.
En lo que sí coinciden los expertos en el tema es que se necesitan mayores controles sobre la cadena de valor de la industria de bebidas alcohólicas y un marco regulatorio balanceado, a fin de para poder frenar la problemática. Este tipo de medidas, así como otras que han dado muestras de ser efectivas en otros países (como el control sobre el mercado del etanol, sustancia toxica para el consumo humano), son necesarias en estos momentos en que la población ha comenzado a experimentar los efectos fatales de consumir alcohol ilícito, pero todavía no entiende bien la realidad del comercio ilícito ni cuenta con las herramientas para hacerle frente como consumidores.
Una de las estrategias sugeridas por los conocedores del tema es la creación de alianzas público-privadas, que reúnan a los gobiernos con los miembros de las industrias productoras de bebidas alcohólicas de sus países en una mesa de dialogo que les permita encontrar soluciones favorables para ambas partes.
En esto coincide el Hebrard, quien en su mencionado estudio primero comenta que “resulta indispensable alcanzar los más altos niveles posibles de cooperación institucional entre todas las agencias del Estado que tengan que ver con inteligencia, seguridad, justicia, libre competencia y por supuesto las agencias recaudadoras” y luego asegura que “mecanismos como Mesas Interinstitucionales de Combate al Ilícito son buenas iniciativas en este sentido en la República Dominicana”.
Como parte de su análisis, el economista sostiene que para frenar el comercio ilícito de bebidas alcohólicas “se requiere una verdadera cooperación societal, integrando el sector oficial, la industria, el comercio y la misma comunidad”.
En ese mismo sentido, la Alianza Transnacional para el Combate del Comercio Ilícito (TRACIT, por las siglas en ingles de Transnational Alliance to Combat Illicit Trade), también recomienda las alianzas público-privadas, entendiendo que “los gobiernos deben consultar y cooperar con la industria para asegurar que cualquier restricción que se les aplique sea de naturaleza temporal, proporcionada y sostenible”. Esta recomendación fue realizada en la más reciente publicación de la entidad, en la que analizan los efectos adversos de que los gobiernos intenten resolver la problemática del comercio ilícito solo con imponer restricciones e incrementar los impuestos, pues esto lleva a obtener resultados contraproducentes.
“Cualquier medida que se tome contra el comercio ilícito debe ir acompañada de una campaña de mensajes orientados a educar sobre la salud pública y debe contar con el apoyo de la industria, pues todas las partes interesadas tienen interés en erradicar el comercio ilícito de alcohol y todos se beneficiarían si se toman acciones tras una decisión colectiva”, finalizan los miembros de TRACIT en la conclusión de su publicación titulada “Prohibición, alcohol Ilícito y las lecciones aprendidas durante el encierro”.