Cuando la alcaldía del Distrito Nacional inició los trabajos de remozamiento de la Plaza de las Américas, habían dos hombres que desarrollaban sus vidas en esas instalaciones en condiciones infrahumanas por no tener un hogar donde vivir.
Uno de ellos es Jesús Grin Grin, quien tenía 20 años lavando vehículos durante el día y en las noches conciliba el sueño un rincón de la plaza, prácticamente al aire libre, pese a que según se observa tiene un nivel de discapacidad que le dificulta caminar.
De acuerdo con Grin Grin, una señora que sólo identificó como Eva, se acercó a los dos y les propuso trabajar para la alcaldía cuidando la plaza, pero para eso tenían que superar una prueba de 15 días de servicio, compromiso que su compañero no respetó.
“Ni yo mismo me lo creo” expresó Grin Grin, regocijado de saber que muy pronto vivirá en una vivienda digna que le está gestionando la alcaldía, además de la tranquilidad de tener un trabajo seguro.
Aseguró que después de ese milagro dedicará su vida a servir a Dios.
Durante la inauguración de la obra, Carolina Mejía destacó su valentía y el deseo de superación, para el cual pidió un fuerte aplauso.