Los secretos de los Reales, un equipo de ensueño

Los secretos de los Reales, un equipo de ensueño

Pero en esa campaña, el propietario David Glass contrató a Dayton Moore como gerente general y la franquicia paulatinamente empezó a dar los pasos que en la madrugada del lunes 2 de noviembre culminó con el segundo campeonato de la Serie Mundial de su existencia y primero desde 1985.

¿Cuál fue el secreto?

Sin una nómina cara, la paciencia fue una virtud esencial para el proyecto en Kansas City. En la segunda zona metropolitana más pequeña de las 30 ciudades que albergan clubes en las Grandes Ligas, los Reales tenían que formar por su propio talento.

Y una de las decisiones más importantes que se tomaron en 2006 fue la contratación de René Francisco a cargo de las operaciones internacionales de la organización.

Hasta entonces, los Reales básicamente no existían en Latinoamérica: “Éramos los últimos en gastar dinero y firmar peloteros”, dijo Francisco a The Associated Press. “El gerente tuvo la visión y le informó a los dueños que, para nosotros competir y ser alguien como equipo, teníamos que invertir en las operaciones internacionales”.

Se abrieron academias y se contrataron a nuevos coaches. No tardaron en encontrar prospectos.

Fueron a Venezuela, donde descubrieron al receptor Salvador Pérez. En la República Dominicana encontraron al abridor Yordano Ventura y al relevista Kelvin Herrera.

Los tres fueron piezas vitales en la conquista del título: Pérez —por quien desembolsaron un bono de 65.000 dólares— fue el Jugador Más Valioso de la Serie Mundial; Ventura en la rotación; y Herrera como parte de un bullpen dominante.

“Ahora hay más limitaciones y reglas de lo que uno puede hacer, pero no podemos renunciar a eso”, dijo Francisco. “No somos de un mercado grande y tenemos que seguir con esas firmas y desarrollar a nuestros peloteros. Es la única manera que tenemos para competir”.

También aprovecharon el draft en Norteamérica, de donde salieron el primera base Eric Hosmer, el jardinero izquierdo Alex Gordon y el tercera base Mike Moustakas.

Y, por supuesto, el trascendental canje en diciembre de 2010, cuando traspasaron a Zack Greinke —ganador del Cy Young un año antes— a los Cerveceros de Milwaukee a cambio de prospectos, sobresaliendo el jardinero Lorenzo Cain y el torpedero venezolano Alcides Escobar.

Fue así que el roster de la Serie Mundial incluyó a 11 jugadores que se formaron desde sus inicios en el seno de la organización, uno de ellos el puertorriqueño Christian Colón, quien en su única aparición de toda la postemporada dio el hit que remolcó la carrera decisiva en el 12do inning para vencer a los Mets de Nueva York en el decisivo quinto partido.

En una época en la que predominan los ponches o tratar de producir las anotaciones por la vía rápida del jonrón, los Reales fueron una rareza.

Bajo la conducción del manager Ned Yost, toda esa camada de talento cuajó en una filosofía de juego que ahora todos quieren imitar. Este es un equipo que se coronó campeón sin tener a un solo abridor que alcanzó las 15 victorias en la campaña y el que cuenta con la menor cantidad de jonrones en las últimas dos campañas en las mayores.

La alineación de los Reales está cargada de bateadores agresivos, que no se ponchan y ponen la pelota en juego para provocar que el adversario se equivoque.

Cuando perdieron a su estelar cerrador Greg Holland en el último mes de la temporada regular al tener que someterse a una cirugía Tommy John, el reemplazante Wade Davis resultó ser más intratable en el noveno inning.

Todos esos lanzadores cuentan con una defensa capaz de cubrir todo el terreno, una que tuvo a Pérez, Escobar y Hosmer como ganadores del Guante de Oro. Y Gordon había recibido ese galardón en las cuatro campañas previas.

Así se entiende la seguridad que los Reales destilaron a lo largo de octubre, un equipo que superó a sus rivales 51-11 después del sexto inning esta postemporada, el que sumó siete victorias viniendo de atrás (incluyendo un 6-2 en el octavo inning ante Houston en la primera ronda), y el que se convirtió en el primero desde los Angelinos de 2002 que remontó en cada uno de sus cuatro triunfos de la Serie Mundial.

“Somos una familia”, señaló Pérez. “Así lo siento. Somos casi los mismos desde mi primer año de liga rookie en 2007. Fantástico ganar una Serie Mundial con los mismos compañeros”.